domingo, 29 de junio de 2014

Lenin y la lucha armada (IX)

En este envío subo una carta que Lenin envió al Comité Militar de Petersburgo del partido bolchevique, instándolo a formar destacamentos de combate y a armarlos, como una forma de preparar la insurrección armada.


Al Comité Militar Anexo al Comité de San Petersburgo.

16 de octubre de 1905.
¡Queridos camaradas! Os agradezco mucho el envío 1) de la memoria del Comité Militar y 2) de las notas con respecto al problema de la organización de los preparativos de la insurrección + 3) los esquemas de la organización. Después de leídos estos documentos, he considerado que era mi deber dirigirme directamente al Comité Militar para un intercambio de opiniones entre camaradas. Ni qué decir tiene que no voy a examinar el planteamiento práctico de la cuestión; no puede haber duda de que se hace todo lo posible, dadas las rigurosas condiciones de Rusia. Pero, a juzgar por los documentos, existe el peligro de que la cosa degenere en el burocratismo. Todos estos esquemas, todos estos planes de la organización del Comité Militar producen la impresión de papeleo oficinesco; ruego que se me perdone por la franqueza; abrigo la esperanza de que no sospecharéis en mí el deseo de entablar disputa. En semejante empresa, lo menos conveniente de todo son los esquemas, así como las discusiones y conversaciones sobre las funciones del Comité Militar y sobre los derechos del mismo. Lo que aquí hace falta es una energía endiablada, energía y más energía. ¡Yo veo con espanto, sí, Dios mío, con verdadero espanto, que hace más de medio año que se está hablando de bombas y no se ha fabricado ni una sola! Y quienes hablan son personas de lo más instruidas... ¡Acudid a la juventud, señores! Este es el único procedimiento salvador. De otra forma, os aseguro que llegaréis tarde (lo veo por todos los síntomas) y que os quedaréis con apuntes "muy sabios", planes, diseños, esquemas, magníficas fórmulas, pero sin organización, sin un trabajo vivo. Acudid a la juventud. Cread en seguida destacamentos de combate en todas partes, entre los estudiantes y especialmente entre los obreros, etc., etc. Que se organicen inmediatamente destacamentos de tres a diez, a treinta y más hombres. Que se armen inmediatamente ellos mismos, con lo que cada uno pueda, quien con un revólver, quien con un cuchillo, quien con un trapo impregnado de kerosene para provocar incendios, etc. Que inmediatamente estos destacamentos elijan sus dirigentes y se pongan en contacto, según las posibilidades, con el Comité Militar anexo al Comité de Petersburgo. No exijáis ninguna clase de formalidades; ¡por amor de Cristo!, escupid sobre todos los esquemas; ¡por Dios! enviad a todos los diablos esas discusiones sobre "funciones, derechos y privilegios". No exijáis el ingreso obligatorio en el POSDR: sería una exigencia absurda para la insurrección armada. No rehuséis entrar en contacto con cada círculo, aunque sea de tres hombres, bajo la única condición de que esté a resguardo de la policía y dispuesto a luchar contra el ejército zarista. Que lo círculos que lo deseen entren en el POSDR o se declaren afectos al POSDR, esto es magnífico; pero yo consideraría incuestionablemente un error exigir esto.
El papel del Comité Militar anexo al Comité de Petersburgo debe consistir en: ayudar a estos destacamentos del ejército revolucionario, servir de "buró" para el enlace, etc. Todo destacamento aceptará gustoso vuestros servicios, pero si en esta empresa comenzáis con esquemas y con discursos acerca de los "derechos" del Comité Militar, echaréis a perder todo el asunto, os lo aseguro, lo echaréis a perder sin remedio.
Aquí hay que obrar realizando una amplia prédica. Que cinco o diez hombres recorran a la semana cientos de círculos de obreros y estudiantes, que se metan en todas partes donde puedan, y por todas partes propongan un plan claro, escueto, concreto y sencillo: formad inmediatamente un destacamento, armadlo con lo que podáis, trabajad con todas las fuerzas, nosotros os ayudaremos con lo que podamos, pero no nos esperéis, actuad vosotros mismos.
El centro de gravedad en esta empresa es la iniciativa de la masa de los pequeños círculos. Ellos lo harán todo. Sin ellos todo vuestro Comité Militar no es nada. Yo estoy dispuesto a medir la productividad de los esfuerzos del Comité Militar por el número de destacamentos de esta naturaleza con los que esté en contacto. Si al cabo de uno o dos meses no ha dependientes del Comité Militar en Petersburgo un mínimo de 200 a 300 destacamentos, en ese caso este Comité Militar será un comité muerto. En ese caso habrá que enterrarlo. En la actual situación de efervescencia, no reclutar cientos de destacamentos, significa permanecer al margen de la vida.
Los propagandistas deben dar a cada uno de los destacamentos breves y muy sencillas fórmulas para la fabricación de bombas, deben explicarles de la manera más elemental todos los tipos de trabajos a realizar y después dejar que ellos mismos desplieguen toda su actividad. Los destacamentos deben inmediatamente comenzar la instrucción militar a base de operaciones inmediatas, sin más tardanza. Unos destacamentos, desde ahora mismo, darán muerte a un confidente de la policía, provocarán la voladura de una comisaría, otros emprenderán el asalto de un banco para la confiscación de medios con destino a la insurrección, otros realizarán maniobras o levantamiento de planos, etc. Pero obligatoriamente hay que comenzar en seguida a aprender en la práctica: no temáis estos ataques de prueba. Pueden, naturalmente, degenerar en extremismo, pero esta es una desgracia del día de mañana: hoy la desgracia está en nuestra rutina, en nuestro doctrinarismo, en la inmovilidad propia del intelectualismo, en el temor senil a toda iniciativa. Que cada destacamento realice su aprendizaje aunque más no sea zurrando a los guardias municipales: decenas de bajas nuestras serán recompensadas con creces, porque darán centenares de combatientes expertos, que mañana conducirán tras de sí a cientos de miles.
Un estrecho apretón de manos, camaradas; os deseo éxito. No impongo en manera alguna mi punto de vista, pero considero mi deber haceros llegar mis sugestiones.
Vuestro, Lenin.

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