El 27 de abril de 1937, hace 80 años, moría Antonio
Gramsci, víctima de una apoplejía y de las condiciones de su encarcelamiento en las cárceles fascistas.
No me interesa hacer un
panegírico sino revisar algunas de sus posiciones más polémicas, por ejemplo en
lo que respecta a su relación con Trotsky y con la teoría de la revolución
permanente (TRP). Es importante esta cuestión porque usualmente el trotskismo reivindica
a Gramsci, con reservas, y tergiversa su pensamiento. Pensamiento
que debe ser colocado en su contexto histórico. A poco que se lo hace puede
observarse que si bien existieron diferencias entre Trotsky y Gramsci, son
muchísimas más las coincidencias.
Gramsci llega al marxismo desde
el nacionalismo sardo. Sin embargo, su asimilación del marxismo es
asombrosamente rápida y profunda, mostrando un pensamiento potente y fecundo, alejado del dogmatismo de la II Internacional.
La revolución rusa de 1917 (contra El Capital).
Un primer texto polémico de Gramsci es “La revolución contra El Capital”. Se
trata de texto escrito por Gramsci pocos meses después de la insurrección
bolchevique de octubre de 1917 y en el que se pronuncia de acuerdo con los
conocimientos limitados que tiene de la situación rusa (“… en el fondo, importa poco saber más de lo que sabemos ahora …”).
En ese texto se puede apreciar
cómo se da la aproximación de Gramsci a Marx, tomándolo críticamente porque
pensaba en el Marx del reformismo, pero comprendiendo a su vez que “… si los bolcheviques reniegan de algunas
afirmaciones de El Capital, no reniegan, en cambio, de su pensamiento
inmanente, vivificador …”. Es que Gramsci, aún cuando pudo haber estado
en desacuerdo con algunas afirmaciones de El Capital, que en esa nota no menciona, sí comprendía su pensamiento
inmanente y vivificador del mismo; pensamiento que también se encuentra en el Che Guevara cuando afirmaba que “… El peso de
ese monumento de la inteligencia humana es tal que nos ha hecho olvidar
frecuentemente el carácter humanista (en el mejor sentido de la palabra) de sus
inquietudes …”.
Gramsci escribe contra la
interpretación canónica al decir que “… los
cánones del materialismo histórico no son tan férreos como podría creerse y
como se ha creído …”.
Para Gramsci, y con el conocimiento limitado de la situación rusa que él mismo reconoce, el pensamiento bolchevique “… no sitúa nunca como factor máximo de la historia los hechos económicos en bruto, sino siempre el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se reúnen, se comprenden, desarrollan a través de esos contactos (cultura) una voluntad social, colectiva, y entienden los hechos económicos, los juzgan y los adaptan a su voluntad hasta que ésta se convierte en motor de la economía, en plasmadora de la realidad objetiva, la cual vive entonces, se mueve y toma el carácter de materia telúrica en ebullición, canalizable por donde la voluntad lo desee, y como la voluntad lo desee …”.
Para Gramsci, y con el conocimiento limitado de la situación rusa que él mismo reconoce, el pensamiento bolchevique “… no sitúa nunca como factor máximo de la historia los hechos económicos en bruto, sino siempre el hombre, la sociedad de los hombres, de los hombres que se reúnen, se comprenden, desarrollan a través de esos contactos (cultura) una voluntad social, colectiva, y entienden los hechos económicos, los juzgan y los adaptan a su voluntad hasta que ésta se convierte en motor de la economía, en plasmadora de la realidad objetiva, la cual vive entonces, se mueve y toma el carácter de materia telúrica en ebullición, canalizable por donde la voluntad lo desee, y como la voluntad lo desee …”.
Se puede ver claramente que aún
cuando Gramsci no conociera, en 1917, la totalidad de la obra de Marx y Engels
que, por otra parte no se conoció en su totalidad hasta recién después de 1932,
comprendió su pensamiento inmanente y vivificador y, por eso, comprendió que la
historia la hace el hombre en condiciones no elegidas pero en las que le toca
actuar. Esto es eminentemente marxiano. Siguiendo con la anterior cita del revolucionario argentino, el Che
Guevara afirmaba que: “… La mecánica de
las relaciones de producción y su consecuencia: la lucha de clases, oculta en
cierta medida el hecho objetivo de que son hombres los que se mueven en el
ambiente histórico …” (citado por Michael Lowy, en El pensamiento del Che Guevara).
¿Acaso Gramsci no llega a
similares conclusiones que Trotsky, en su TRP,
cuando afirma en ese texto que “… El Capital, de Marx, era en Rusia el libro
de los burgueses más que el de los proletarios. Era la demostración crítica de
la fatal necesidad de que en Rusia se formara una burguesía, empezara una Era
capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el
proletariado pudiera pensar siquiera en su ofensiva, en sus reivindicaciones de
clase, en su revolución. Los hechos han superado las ideologías …”?
¿No es
esta la concepción de Trotsky en el sentido de que, para hacer la revolución
democrática el proletariado ruso debió encarar tareas socialistas, saltándose
así las etapas prefiguradas por la socialdemocracia europea?
Recordemos que en la socialdemocracia rusa se planteó oportunamente un debate sobre la forma que adoptaría la revolución en Rusia y al respecto existían tres concepciones básicas, la de los mencheviques, con Plejanov a la cabeza, la de Lenin y la Trotsky. Esta idea de que primero debía ocurrir la revolución democrática, remover las trabas feudales y encaramar en el poder a la burguesía para que se desarrollara sin trabas el capitalismo, era la concepción marxista reformista.
Gramsci afirma entonces que el
proletariado puede hacer una revolución socialista antes de que se cumpla la
supuesta etapa previa de la democracia burguesa. Es una revolución contra El Capital de la burguesía y contra El Capital de los reformistas. ¿No es esta también la
posición de Trotsky en su TRP?
¿Contra la dictadura del proletariado?
En una nota de Cristian Rath, del Partido Obrero, se afirma que Gramsci habría abandonado la idea de la dictadura del
proletariado por la noción de bloque histórico. Sin embargo, no cita ninguna
evidencia de ello. Y de hecho, la noción de bloque histórico no niega la
dictadura del proletariado sino que busca explicar la relación estructura – superestructura
que, según Gramsci, aparecía muy mecánico o esquemático, no sólo en la metáfora
marxiana, sino también en un manual marxista de divulgación escrito por Bujarin
(ver la crítica a Bujarin en “El materialismo histórico y la filosofía de
Benedetto Croce”).
No sabemos que alguna vez se pronunciara en contra de la dictadura del proletariado. Por el contrario, ya en
el año 1924, a poco tiempo de fallecido Lenin, Gramsci escribiría un artículo
titulado “Jefe” en el que se pronuncia abiertamente a favor de la dictadura del
proletariado, de la necesidad de los jefes y de la falta de preparación
revolucionaria de quienes quieren dictadura de clase pero sin jefes: “…Todo Estado es una dictadura. Ningún Estado
puede carecer de un Gobierno constituido por un reducido número de hombres que
se organizan a su vez alrededor de uno dotado de más capacidad y de mayor
clarividencia. Mientras haga falta el Estado, mientras sea históricamente
necesario gobernar a los hombres, cualquiera que sea la clase dominante, se
planteará el problema de tener jefes, de tener un ‘jefe’. El que algunos
socialistas que siguen llamándose marxistas y revolucionarios digan que quieren
la dictadura del proletariado, pero no la dictadura de los ‘jefes’, la
individualización, la personalización del mando; que digan, esto es, que
quieren la dictadura, pero no en la única forma en que es históricamente
posible, basta para revelar toda una orientación política, toda una preparación
teórica ‘revolucionaria’. En la cuestión de la dictadura proletaria el problema
esencial no es el de la personalización física de la función de mando. El
problema esencial consiste en la naturaleza de las relaciones que los jefes o
el jefe tengan con el partido de la clase obrera, y de las relaciones que
existan entre ese partido y la clase obrera. ¿Son relaciones puramente
jerárquicas, de tipo militar, o lo son de carácter histórico y orgánico? El
jefe, el partido, ¿son elementos de la clase obrera, son una parte de la clase
obrera, representan sus intereses y sus aspiraciones más profundas y vitales, o
son una excrecencia de ella, una simple sobreexposición violenta? ¿Cómo se ha
formado ese partido, cómo se ha desarrollado, mediante qué proceso se ha
producido la selección de los hombres que lo dirigen? ¿Por qué se ha convertido
en partido de la clase obrera? ¿Ha ocurrido eso por casualidad? El problema lo
es, pues, de todo el desarrollo histórico de la clase obrera, que se constituye
lentamente en la lucha contra la burguesía, registra alguna victoria y sufre
muchas derrotas; y no sólo de la clase obrera de un solo país, sino de toda la
clase obrera mundial, con sus diferenciaciones superficiales y, sin embargo,
tan importantes en cada momento aislado, y con su sustancial unidad y homogeneidad
…”.
En sus tesis de Lyon también se pronuncia a favor y en sus escritos de la cárcel sigue situando al partido revolucionario como el individual colectivo, el moderno príncipe, que deberá encarar la tarea de acaudillar a las masas explotadas de Italia en la construcción de un nuevo Estado. La dictadura del proletariado no es más que ese nuevo Estado, tal como lo explicaba Gramsci en "Jefe".
¿Gramsci anti trotskista?
Para hacer un análisis de esta
afirmación no sólo habría que mostrar contradicciones
irreductibles entre ambos revolucionarios, Gramsci y Trotsky, sino también una
acción política de al menos cierta rivalidad.
En una carta que escribe Gramsci en
1926, dirigida a la dirección del partido comunista de la URSS, afirma que “… creemos estar seguros de que la mayoría del
Comité Central de la U.R.S.S. no desea supervencer en esa lucha, sino que está
dispuesta a evitar las medidas excesivas” (http://www.gramsci.org.ar/1922-26/34-cartaa-cc-pcus.htm).
Por supuesto, la frase “creemos estar seguros” significa lo
contrario: “no estamos seguros”. Tan
es así que Togliatti se lo reprochó en una carta: “La expresión ‘queremos creer’ tiene un valor limitativo; con ella se
quiere decir que no se está seguro.” (http://www.gramsci.org.ar/1922-26/35-carta-de-togliatti.htm).
En esa carta se pronuncia también
sobre la disputa existente en el seno del Comité Central del PCUS, entre el ala
de izquierda liderada por Trotsky, partidaria de la industrialización acelerada
a costa del campo, y el ala derecha liderada entonces por Stalin de tipo pro campesina.
Gramsci tenía una no muy buena opinión
personal de Trotsky, a quien consideraba soberbio, pero lo consideraba un gran
maestro y se opuso a las medidas represivas del estalinismo contra Trotsky (“… Los camaradas Zinoviev, Trotski y Kamenev
han contribuido poderosamente a educarnos para la revolución, nos han corregido
algunas veces muy enérgica y severamente y han sido nuestros maestros ...”).
Por otra parte, que Trotsky
pecaba a veces de soberbio puede leerse en sus propios escritos, en los que no
se salva ninguno de sus camaradas de su crítica demoledora, tanto en el aspecto
personal como político. Esto ya lo señaló Lenin en su testamento político, en
el que además acusó a Trotsky de estar muy atraído por la solución
administrativa de los problemas (lo que implica acusarlo de no poder pensar políticamente esos mismos problemas): “… Por
otra parte, el camarada Trotsky, según demuestra su lucha contra el CC con
motivo del problema del Comisariado del Pueblo de Vías de Comunicación, no se
distingue únicamente por su gran capacidad. Personalmente, quizá sea el hombre
más capaz del actual CC, pero está demasiado ensoberbecido y demasiado atraído
por el aspecto puramente administrativo de los asuntos …” (Lenin,
Testamento Político, 1923).
Gramsci, Trotsky y la alianza obrero campesina.
Lo que hay que tener en cuenta es
que en la década del ’20 se jugaba el futuro del estado soviético y en esa
época la vitalidad y estabilidad de ese estado dependía en gran medida del
mantenimiento de la alianza entre obreros y campesinos.
Las discusiones entre las
fracciones del PCUS y de la Internacional Comunista están atravesadas en gran
medida por este problema, para el cual los revolucionarios rusos concebían
diferentes soluciones.
Para Gramsci esta alianza era
crucial, tanto en la URSS como en Italia y la suerte del socialismo dependía de
su mantenimiento.
Por su parte en la URSS Trotsky
advertía que se daba la paradoja de que la clase dominante, el proletariado,
vivía en peores condiciones que las demás clases, en particular los campesinos
ricos y postulaba una política de industrialización acelerada y de
colectivización del agro ruso. Si bien conocía el proceso de burocratización y lo criticaba, creía que la rápida industrialización y el aumento de la clase obrera pondrían un freno a esa burocratización.
Stalin atacaba la
posición de Trotsky precisamente señalando que si se llevaba a cabo esa
política se destruiría la alianza de clases.
Gramsci era de esta opinión y así
lo afirmó en la carta dirigida al PCUS en 1926: “… Camaradas, jamás en la historia se ha visto que una clase dominante
estuviera en su conjunto en condiciones de vida inferiores a las de
determinados elementos y estratos de la clase dominada y sujeta. Esta
contradicción inaudita es la que ha reservado la historia para el proletariado;
en esta contradicción se encuentran los peligros mayores para la dictadura del
proletariado, especialmente en los países en los cuales el capitalismo no había
alcanzado un gran desarrollo ni había conseguido unificar las fuerzas
productivas. Esta contradicción se presenta también, por lo demás, en algunos
aspectos, en los países capitalistas en los que el proletariado ha conseguido
objetivamente una función social elevada, y de ella nacen el reformismo y el
sindicalismo, el espíritu corporativo y las estratificaciones de la
aristocracia obrera. Pero el proletariado no puede llegar a ser clase dominante
si no supera esa contradicción con el sacrificio de sus intereses corporativos,
no puede mantener la hegemonía y su dictadura si no sacrifica, incluso cuando
ya es dominante, esos intereses inmediatos a los intereses generales y
permanentes de la clase. Sin duda es fácil hacer demagogia en este terreno, es
fácil insistir en los lados negativos de la contradicción: "¿Eres tú el
dominante, obrero mal vestido y mal alimentado, o lo es el nepman con su abrigo
de piel y con todos los bienes de la tierra a su disposición?" Del mismo
modo los reformistas, después de alguna huelga general que aumenta la cohesión
y la disciplina de la masa, pero que con su larga duración empobrece aún más a
los obreros, dicen: "¿Para qué ha servido la lucha? Os habéis agotado y
empobrecido". Es fácil hacer demagogia en este terreno, y es difícil no
hacerla cuando la cuestión se plantea desde el punto de vista del espíritu
corporativo y no desde el del leninismo, desde el punto de vista de la doctrina
de la hegemonía del proletariado que históricamente se encuentra en una
determinada posición y no en otra …” (http://www.gramsci.org.ar/1922-26/34-cartaa-cc-pcus.htm).
Esta idea de que el proletariado
debe hacer un esfuerzo histórico para defender sus intereses generales y
permanentes puede advertirse también, por ejemplo, en las ideas esbozadas por
el Che Guevara en escritos como “El
socialismo y el hombre en Cuba” o, en el plano internacional en su discurso
de Argel donde critica la política de intercambio de los países del socialismo
real con los países que empezaban su camino de liberación. No es casualidad
tampoco que la noción de hombre nuevo la utilizara también Gramsci a temprana
edad y anticipara la posibilidad de ese esfuerzo que debería encarar la clase
obrera que quisiera construir una nueva sociedad: “… no pueden, en cambio, apreciarse y tomarse como sostén de la voluntad
histórica para el período de la creación revolucionaria y de la fundación de la
sociedad nueva, período en el cual no será ya posible fijar límite temporal
alguno a la resistencia y al sacrificio, porque el enemigo al que habrá que
combatir y vencer no se encontrará ya fuera del proletariado, no será ya una
potencia física externa limitada y controlable, sino que estará en el
proletariado mismo, en su ignorancia, en su pereza, en su maciza
impenetrabilidad frente a las intuiciones rápidas; un periodo en el cual la
dialéctica de la lucha de clases se habrá interiorizado y en cada conciencia el
hombre nuevo tendrá que luchar, en cada acto, contra el ‘burgués’ al acecho
…” (http://www.gramsci.org.ar/1917-22/24-partido-comunista.htm).
Quizás Gramsci sobre estimaba la
capacidad de resistencia del proletariado pero lo cierto es que el programa de
la oposición podía amenazar la vigencia de la alianza entre obreros y
campesinos.
Esta idea de que la política de
industrialización y colectivización en el agro afectaba la alianza obrero –
campesina quedó demostrada con el giro que tomó Stalin en 1928 adoptando como
propio el programa de la oposición de izquierda. De ahí se explica el hecho de que los integrantes de la oposición de izquierda tomaran como progresivo este viraje. Si la rápida industrialización le daría más protagonismo a la clase obrera esto revertiría también la tendencia a la burocratización.
Trotsky criticó, no el programa, sino
la metodología con la cual fue llevada a cabo: la brutalidad burocrática del
estalinismo (ver La Revolución Traicionada). En el best seller de Padura sobre
la vida de Trotsky (El hombre que amaba a los perros) se hace mención a esta
cuestión cuando Trotsky está en el exilio y se señala cómo lo afectó que Stalin adoptara su programa mientras él era perseguido por haberlo
defendido. Sin embargo, no pasa de la mera mención y no se reflexiona demasiado
sobre el asunto.
Antes del giro, Trotsky era
atacado por sostener el programa de industrialización y uno de los argumentos
con el cuál lo atacaban era por poner en riesgo la alianza obrero campesina.
Se lo acusaba de que la raíz de sus errores estaba en su TRP y que dicha teoría negaba la alianza obrera – campesina.
Gramsci y la teoría de la revolución permanente. Historia de un
malentendido
Gramsci conoció la TRP a través de este debate y principalmente a través
de lente estalinista. Supuso que así como entendía que el programa de
industrialización afectaba a la alianza de clases, dicho error bien podía estar
en germen en la teoría de la revolución permanente. Sin embargo, Trotsky no
sistematizó su teoría sino el exilio, en 1930, cuando Gramsci ya hacía cuatro
años que estaba en prisión.
Es altamente probable que, como
afirma Trotsky sobre Lenin, Gramsci tampoco conociera a fondo la TRP.
Trotsky reconoce recién en 1930 que
es necesario sistematizar su TRP para responder a un ataque de Radek: “Parecía absurdo emplear el tiempo propio y
el ajeno en esto, cuando figuraban constantemente a la orden del día nuevos
problemas de inmensa importancia: la Revolución alemana, la marcha de
Inglaterra, las relaciones entre los Estados Unidos y Europa, los problemas
planteados por las huelgas del proletariado británico, los fines de la
Revolución china y finalmente, y en primer lugar, nuestras contradicciones
económicas y politico-sociales internas y nuestra misión. Todo esto era, a mi
juicio, suficiente para justificar el que dejara constantemente de lado mi
trabajo histórico-polémico sobre la revolución permanente” (https://www.marxists.org/espanol/trotsky/revperm/rp1.htm)
Con anterioridad a esa fecha, lo
dice Trotsky en varios pasajes, no había visto la necesidad de responder a los
ataques episódicos contra su teoría.
Gramsci escribe sobre la
revolución permanente en prisión (tomo 3 de los cuadernos, 1930-1932). Hay que
recordar que el italiano fue arrestado a fines de 1926. Luego reconoce en sus
textos que leyó “Mi vida” de Trotsky
(“Bronstein en sus memorias recuerda que
se le dijo que su teoría se había demostrado buena luego de … quince años y
responde al epigrama con otro epigrama”), pero en ese libro la TRP no está sistematizada.
El frente único. Otra coincidencia entre Gramsci y Trotsky
Otro hecho concreto que prueba
que Gramsci era solidario con las posiciones de Trotsky y que desconocía el
real contenido de la TRP es la defensa que realiza el italiano de la táctica
del Frente Único (FU) en contraposición con la TRP.
Gramsci defendía la táctica del
frente único como ejemplo de guerra de posición: “Me parece que Ilitch (Lenin) había comprendido que era necesario un cambio de
la guerra maniobrada, aplicada victoriosamente en Oriente en 1917, a la guerra
de posición que era la única posible en Occidente … Y me parece que éste es el
significado de la fórmula del ‘frente único’”
Asimismo manifiesta que habría
que ver si la TRP no era un ejemplo de guerra de
maniobras: “Es necesario ver si la famosa
teoría de Bronstein sobre la permanencia del movimiento no es el reflejo
político de la teoría de la guerra de maniobra”*), válido para oriente
(Rusia) pero no para Occidente.
Es decir, lo plantea como
hipótesis, no como conclusión.
Paralelamente, reconoce en
Trotsky a un defensor de la táctica del frente único: “Un intento de iniciar una revisión de los métodos tácticos, habría
debido ser el expuesto por León Davidovich Bronstein [Trotsky] en la cuarta reunión
[4to congreso de la Internacional Comunista –III Internacional–] cuando hizo
una comparación entre el frente Oriental y el Occidental. Aquél cayó de
inmediato pero fue seguido por luchas inauditas [el frente oriental], en éste
[frente occidental] las luchas ocurrieron antes de la caída; o sea que se
trataría sobre si ¿la ‘Sociedad Civil’ resiste antes o después del asalto?,
¿dónde sucede esto?, etc.”.
¿Por qué Gramsci hace mención a
esta cuestión? Porque en el III Congreso la Internacional Comunista estableció
la táctica del frente único proletario para luchar contra la avanzada fascista
y como una táctica tendiente a ganar a la base obrera de la socialdemocracia y
atraerla a los partidos comunistas que eran relativamente más débiles.
El principal dirigente del
partido comunista italiano, Amadeo Bordiga, era un enemigo de dicha táctica y
afirmaba que la misma obedecía a necesidades diplomáticas de la URSS.
Terracini, otro dirigente del PCI intentó llevar la revisión de la táctica del
FU a la IC. Gramsci rechaza pero, a
pesar de ello, el planteo es realizado por los italianos que fueron amonestados
particularmente por Trotsky en un discurso en cuál defiende la táctica del FU (IV Congreso).
Gramsci se refiere al discurso de
Trotsky en defensa del frente único, planteado en el III Congreso y ratificado
en el IV Congreso de la IC, contra las posiciones de Renault (PCF) y Terracini
(PCI) que querían revisar la táctica (ver: https://www.marxists.org/espanol/trotsky/eis/1922-frente-unico.pdf).
Gramsci se opuso a estos intentos de revisión.
Claramente Gramsci defiende la
táctica del FU y reconoce que Trotsky también lo hacía. Asimismo, en la prisión
Gramsci siguió defendiendo la táctica del FU y, en ese sentido, es
antiestalinista ya que, para los años 30/32 el estalinismo caracterizaba a la
socialdemocracia como socialfascimo y su política no era de FU sino de ataque a las organizaciones socialdemócratas.
¿TRP vs. FU?
Hay que tener presente que la TRP,
en aquellos países donde no ha tenido lugar todavía la revolución democrática, plantea
que en el curso de la revolución democrática el proletariado de esos países,
para llevar a cabo la revolución democrática hasta el final, deberá asumir
tareas propias de la revolución socialista (“Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado, y en
particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución
permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines
democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio
de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la
nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas”).
Para los países donde ya había
ocurrido la revolución democrática (Occidente) y la tarea del día era la
revolución socialista, en un momento en el cual el fascismo europeo amenazaba
al proletariado, la táctica era la del frente único de organizaciones obreras.
¿Qué sentido tenía oponer la TRP
al FU?
Sólo desconociendo los postulados
básicos de la TRP (o conociéndola deformadamente, como aquélla acusación
estalinista acerca de que la TRP desconocía la necesidad de la alianza obrera
campesina, tan importante para Gramsci) se la puede oponer al FU. En todo caso,
la TRP habría que analizarla a la luz de las tesis sobre la cuestión colonial y
las tesis de oriente (donde se plantea el Frente Único Antiimperialista FUA).
¿Qué es más probable, que Gramsci
estando preso conociera la TRP de primera mano o a través de la crítica
deformadora del estalinismo?
Por otra parte, no adherir a la
teoría de la revolución permanente no transforma a un revolucionario en
estalinista.
Vinculado con esta
cuestión, Gramsci en más de una oportunidad demostró que era un
internacionalista: “Si el obrero consigue
conciencia clara de esa su ‘necesidad determinada’ y la pone en la base de un
aparato representativo de tipo estatal (o sea, no voluntario, no
contractualista, no mediante carnet, sino absoluto, orgánico, pegado a una
realidad que es necesario reconocer si uno quiere asegurarse el pan, la ropa,
el techo, la producción industrial), si el obrero, si la clase obrera, hacen
eso, hacen al mismo tiempo una cosa grandiosa, comienzan una historia nueva,
comienzan la era de los Estados obreros que confluirán en la formación de la
sociedad comunista, del mundo organizado sobre la base y según el tipo del gran
taller mecánico, de la internacional comunista, en la cual cada pueblo, cada
parte de humanidad, cobra figura en la medida en que ejercita una determinada
producción preeminente, y no ya en cuanto está organizada en forma de Estado y
tiene determinadas fronteras.”
Es conclusión, la posición de Gramsci era una posición internacionalista por la dictadura del proletariado en una alianza de clases que le permitiera ejercer la hegemonía (dirigir) sobre el resto de las clases explotadas, en particular el campesinado, y que no negaba que en aquéllos países donde estaba pendiente la revolución democrática el proletariado pudiera llevarla a su fin encarando también tareas propias de la revolución socialista (ver sino "La Revolución contra El Capital"). Es decir, estamos ante un revolucionario que tiene posiciones muy similares a las de Trotsky y por lo que comentamos más arriba es evidente que no conocía en forma cierta la TRP. Si no no es posible que la haya contrapuesto tan livianamente con el FU. No obstante ello, cabe reiterar que Gramsci lo plantea al pasar a título de hipótesis ("me parece", "habría que ver") y no como algo certero.
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