sábado, 23 de octubre de 2010

Cristina, Hugo y José (No tan distintos / 3)

Este gobierno ha hecho alarde de la cuestión de los derechos humanos. Ha escudriñado el pasado de algunos "héroes" como Strassera.

Ante el asesinato político de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero, intentó una campaña de desinformación y de contrabando ideológico miserable. Por ejemplo, el Ministro de Trabajo Tomada, ex-abogado de la Unión Ferroviaria, salió a decir que condenaba todo tipo de violencia (teoría de los dos demonios).

Una caterva de blogueros kirchneristas agitó una supuesta reunión de Pedraza con Duhalde hace algunos días. Moyano mismo andaba citando por allí una nota del Cronista Comercial. Esa caterva ha intentado diferenciar entre burócratas malos (Pedraza por ejemplo) y burócratas buenos o no tan malos (Moyano). Los programas 6,7,8 y Duro de Domar han hecho apología de esta burda propaganda.

Es probable que Pedraza se reuniera con Duhalde. Tanto como que el 12 de noviembre de 2009 también invitó a la Presidenta, Cristina Fernández y al Secretario General de la CGT, Hugo Moyano, a un acto en el que la primera mandataria habló y alabó al "modelo sindical argentino" (léase, a la burocracia sindical).
Dijo lo siguiente:


“En general hay algo que ha distinguido al sindicalismo argentino por sobre todas las organizaciones sindicales de nuestro continente, por ejemplo, y que ha sido concebirse, como recién lo mencionaba, el Secretario General de CGT, no para obstruir, no para destruir, sino para construir; y por sobre todas las cosas para articular esfuerzos entre capital y trabajo. Esto tiene que ver, claro, con la impronta del partido. (…) Ya no se planteaban como en otros lugares la lucha entre los trabajadores y los empresarios. Al contrario, siempre la idea nuestra fue el fifty – fifty, el 50% para los trabajadores y el 50% para el capital del PBI”

A confesión de parte, relevo de prueba. Sin embargo, sí ha destruido. Ha destruido, a lo largo de su historia, la vida de miles de militantes revolucionarios. Ha obstruido, a lo largo de toda su historia, la estructuración independiente del proletariado. Es decir que ha ayudado a construir la hegemonía de la burguesía sobre la clase obrera y ha ayudado a destruir las posibilidades de una revolución. El Fifty - Fifty quedó para el tongo Patrón - Burócrata.

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