sábado, 16 de febrero de 2008

Ultraviolento

Hoy en Página/12 salió una nota de Osvaldo Bayer condenando la violencia.

Primera sorpresa con la que me encuentro. Bayer dice que "Por fin –y seamos optimistas pese a todas las derrotas– se está tomando conciencia de que las armas no solucionan nada."

El primer párrafo me moviliza. Bayer es un tipo al que respeto mucho pero se me hace difícil comprender cómo alguien que se ha dedicado toda su vida a reivindicar a luchadores anarquistas diga eso. De paso, las armas sirvieron para infligir todas esas derrotas pese a las cuales hay que ser optimistas (siempre y cuando renunciemos a esas armas).

Antes que nada debo aclarar que en la nota Bayer habla solamente de la violencia ejercida desde el Estado, celebrando la negativa de Alemania a enviar tropas a Irak o "más" tropas al sur de Afganistán. Y claro, eso no es malo. Lo que es malo es que no se le mueve un pelo porque Alemania siga manteniendo tropas en el norte de Afganistán. Dice: "No señor, Alemania no va a aumentar sus tropas ni va a abandonar su zona norte ni marchar al sur afgano como exige Estados Unidos."

¿Me quedo tranquilo entonces?

En su momento Alemania se negó a enviar tropas a Irak. Parece que el gobierno alemán de entonces obedeció los designios populares. Dice Bayer: "Alemania se cubrió de Paz, pese a su historia. Fue emocionante ver a esos miles de jóvenes alemanes, con la paz en los ojos y en las sonrisas, nietos y bisnietos de aquellos miles y miles y miles de jóvenes que cayeron en la guerra pasada. Sí, ver esa fantasía real llenó de optimismo a los que creen todavía en la racionalidad y en los sentimientos nobles."

Menos mal que avisan que la cuestión pasa por la racionalidad y los sentimientos nobles y no por los intereses de las clases dominantes en determinado tiempo y lugar. Raro porque la apelación a los sentimientos nobles, al amor básicamente, es el ariete ideológico de la Iglesia del siglo XX y parte del XXI para predicar la conciliación de clases. Otra rareza más viniendo de un anarquista.

Esa afirmación es el típico ideal de la pequeña burguesía. En épocas de crisis sociales, en los que la clase obrera está organizada y en ascenso revolucionario, algunas fracciones de la pequeña burguesía suelen dar muestras de una radicalidad nunca vista a la par de una falta de disciplina orgánica y de constancia en la lucha que se emparenta con la lucha anarquista. En épocas de reflujo y relativa paz la pequeña burguesía puede llegar a ser más papista que el Papa, renegar de la necesidad de una organización, supuestamente contraria a la libertad (me viene a la memoria aquello de la organización de la antidisciplina de los anarquistas), y demostrar un respeto cuasi reverencial por la racionalidad constitucionalista decimonónica. Es decir, respetar los principios republicano y democrático y sus procedimientos formales. Bayer parece que está pasando por esta época. La diferencia con los anarquistas hechos y derechos es que estos últimos no pasan por esta etapa.

A Bayer también lo maravilla que Obama pueda llegar a ser presidente de los EEUU wasp dándole primacía a la cuestión racial o étnica por sobre la pertenencia a una clase. Si Obama fuera un dirigente obrero y revolucionario sería otra cosa, aunque lo más probable es que terminara encarcelado y en la milla verde. Más o menos como les pasó a Sacco y Vanzetti (otros anarquistas) sólo que en este caso estaríamos ante un negro, los principales beneficiarios de la pena de muerte en EEUU.

Tanta primacía le asigna Bayer a la cuestión racial que desea que Hillary renuncie a su candidatura para allanarle el camino a Obama (las feministas deben estar muy felices). Ignoro por qué, para Bayer, la cuestión racial es más importante que la de género o la de clase. Pero siguiendo ese camino mental Bayer debería proclamar la imperiosa necesidad de que Condoleeza Rice (mujer y negra) sea candidata a presidente por el partido republicano y así estaríamos completos de felicidad.

Luego de sentirse desnudo porque un alemán le descubre la existencia de las villas y el problema del "Paco" (en realidad no es que desconozca esa realidad, lo que incomoda es que lo diga un alemán) se pregunta qué hemos hecho los argentinos para eliminar las villas.

Es cuando dice una tremenda barbaridad que duele: "las únicas que se han empeñado en esto y se empeñan son las Madres de Plaza de Mayo." Duele porque es una mentira. Se olvida de toda una generación de revolucionarios que lucharon por eso (y mucho más) y que fueron asesinados, torturados, desaparecidos (el motivo de aparición de las Madres que hasta ese momento, según Hebe, no sabían qué pasaba en el mundo). Ningunea a los militantes actuales que luchan por el socialismo. Ignora olímpicamente la lucha del movimiento piquetero argentino, ejemplo histórico de organización de la clase obrera desocupada. Se caga en los muchos Kosteki y Santillán que existieron, existen y, por suerte, existirán.

Cuando leo eso no puedo más que sentir bronca y preguntarme ¿Qué te ocurre Osvaldo? Me gustaría pensar que fue un lapsus.

Se indigna cuando Nokia deja cesantes a más de 2.000 obreros alemanes para ir a explotar mano de obra más barata a Rumania.

No se qué esperaba Bayer. Quizás piense que las empresas deberían comportarse de otra manera. Ese comportamiento le parece inmoral. No, no es inmoral. Nokia busca valorizar su capital para competir en el mercado mundial y parece que no lo ha hecho mal porque es una de las principales empresas de celulares del mundo. Que para las baterías de los celulares (entre otros productos electrónicos) se use coltán que es un mineral cuyas mayores reservas se encuentran en el Congo y que es la causa de las matanzas que se realizan en esas zonas no le preocupa ni le llama la atención. Le preocupan los 2.200 obreros alemanes desocupados. ¿Y los actuales obreros desocupados rumanos que conseguirán trabajo por la instalación de la fábrica? No, esos no importan porque cobran menos, los explotan más.

De paso, habría que recordarle que una empresa alemana, la Mercedes Benz, permitía, en Argentina, durante la dictadura, el ingreso de fuerzas armadas y de seguridad, la detención de activistas de base y que se los "interrogara" en la misma fábrica. La Mercedes buscaba el fin de los conflictos internos fabriles, aumentar la productividad y la rentabilidad, aunque se tuviera que "interrogar" en su propio establecimiento.

Termina

Obama, el no a más tropas a Afganistán, nuestras villas miseria argentinas y el golpe de furca de una empresa. Cuatro sucesos de la actualidad para pensar. Porque la “cosa” no es que algunos puedan viajar en tren bala y otros jugar al golf en Rumania. Ya que así empieza la definición del vocablo “violencia”.

La crítica a la violencia (a cualquier tipo de violencia sin distinguir los motivos por los que se lucha). El elogio del pacifismo (siempre y cuando sea el pacifismo de los explotados). La fascinación por el No-envío-de-más tropas-a-Afganistán (en vez del repudio por el mantenimiento de tropas en el norte de ese país). En fin, un decálogo del buen pequeño burgués.

Todavía me sigo preguntando como se compadece todo esto con la reivindicación de luchadores anarquistas. Como sea, me quedo con B-ayer, el Osvaldo de ayer.

Saludos

martes, 12 de febrero de 2008

Mucha merca


Hoy en la contratapa del Boletín Oficial, perdón, de Página/12 , salió una nota de Adrián Paenza sobre la cantidad de cocaína que se consume en Italia.

Parece que unos científicos tomaron muestras del río Po y de unos piletones cloacales de Milán y analizaron la presencia de una sustancia que generan los consumidores de cocaína y que se encuentra presente en la orina. Como los desechos van a parar a ese río y a los piletones....

La cantidad de esa sustancia equivale según Paenza a un consumo de 4 kg de cocaína por día. A 100 dólares el gramo estamos hablando de 400.000 dólares por día. Mucha guita y mucha merca, eso espanta a Paenza.

Sus motivaciones son altruistas. El estudio permitiría contestar ciertas preguntas formuladas por el notero como ser ¿Cuánta cocaína se consume por día en la Argentina? ¿Cómo varía por ciudad?¿Qué diferencia hay en el consumo, entre los días laborables y fines de semana? ¿Cómo incide el poder adquisitivo? ¿Cuánto dinero involucrado hay? ¿Cómo varía con el tiempo?.

Son preguntas cuyas respuestas deberían conocer los Estados si les interesara tener un relevamiento de lo que está pasando en la sociedad y de esa forma poder cuidar la salud de los ciudadanos y establecer políticas preventivas en consecuencia.

Lo que maravilla a Paenza es que estos estudios permiten conocer la realidad de la droga sin invadir la vida privada.

Sin embargo, me surgen algunas dudas. Por ejemplo, la sustancia en cuestión (benzoilecognina) permanece 72 horas en el organismo así que no sé si resulta tan fácil decir: x cantidad de BE = x dosis de cocaína. Me pregunto cómo se hará para saber cuanta de esa sustancia pertenece al consumo de ayer y cuánta al de antes de ayer. Pero eso no es la cuestión principal.

La cuestión principal es que si se quiere tener una política de salud adecuada no queda otra que legalizar la producción, comercialización y consumo de las drogas hoy ilegales. Porque la ilegalidad impide el control sobre las sustancias comercializadas permitiendo que se utilicen sustancias mortales para fraccionar el producto.

En su momento me tocó estudiar un poco el tema y había un estudio que resaltaba que el 90% de los que morían en España por sobredosis de heroína morían por un shock producido por las sustancias de corte y no por la heroína propiamente dicha. En general los heroinómanos que mueren por sobredosis de la droga lo hacen entrando en coma y no en shock. Eso ocurre por la falta de control que es consecuencia de esa ilegalidad.

Existen muchos argumentos en contra de la legalización. Son los argumentos del miedo.

Uno muy estúpido supone que si se legaliza todo el mundo va correr a comprar droga para ponerse de la cabeza.

Otro es el de la defensa social. En tanto los drogadictos representan de alguna manera a la decadencia, la penalización estaría defendiendo a la sociedad de ese estado decadente que suelen presentar los que ya no pueden recuperarse.

Otro argumento es que la droga destruye a las familias. Seguimos con el miedo a la degradación social.

También se sostiene el argumento del contagio por el cual se razona que si se consume en forma pública todos vamos a imitar al que consume.

A nadie se le ocurre pensar que quizás tanto drogón dando vueltas sea consecuencia de esa degradación social o que sea consecuencia de familias destruidas de antemano. Mientras tanto los adictos, que en algún punto son víctimas, son tratados como delincuentes y criminalizados en muchos países, empujados a consumir en la ilegalidad.

El consumo de tabaco (droga legal) mata a más de 5 millones de personas al año en todo el mundo.

Sin contar los incapacitados y enfermos el alcohol mató en el 2002 a una persona cada 2 minutos en América Latina.

No me imagino a los directores de Diageo (el mayor productor mundial de bebidas alcohólicas con ganancias de alrededor de 3.000 millones de dólares anuales, productor del vodka Smirnoff por ejemplo) o a los accionistas de Phillips Morris, escapando por las terrazas de las casas como lo hizo en su momento Pablo Escobar. Sin embargo sus productos son tan dañinos para la salud como la cocaína.

El abuso en el consumo de alcohol tiene las mismas consecuencias mortales que el abuso en el consumo de drogas ilegales y es igual de difícil la rehabilitación (al punto que se sostiene que uno nunca se cura). Sin embargo, no sólo se permite su producción y comercialización sino que también se estimula su consumo (al igual que con el tabaco).

Paenza se preocupa también por los pobres, tan propensos a caer en las redes del sistema penal, como si éstos fueran los principales consumidores de cocaína. Ya me imagino a los pobres gastándose 10 dólares por día por una dosis de cocaína. Tan mal no les va a mis descamisados.

Paenza no se pregunta por qué la gente consume este tipo de basuras.

Estas drogas, legales o ilegales, producen un efecto inmediato de placer y, a mediano plazo, son adictivas. A Paenza no le llama la atención que la gente busque darle placer a su vida mediante sustancias peligrosas para su propia salud. No se imagina qué carajo puede estar tan mal en la sociedad para que caigamos en esa situación.

Se pueden esbozar muchas conjeturas. La primera que se me viene a la mente es "vacío existencial". No me parece demasiado tirado de los pelos sostener que una sociedad caníbal como en la que vivimos, de competencia perpetua, de alienación constante, de insatisfacción permanente, produce en algunas personas (muchas por cierto) tal vacío existencial que sienten la necesidad de adormecerse con alguna de esas sustancias.

Como siempre, las soluciones no serán individuales ni locales. Tampoco se puede asegurar que cambiando la estructura de la sociedad vayamos a solucionar este problema. Pero de seguro no va a haber cambio positivo al respecto si seguimos en donde estamos.

Saludos