miércoles, 10 de noviembre de 2010

El mito del libre comercio

Los defensores del libre comercio suelen decir que éste es beneficioso para todo el mundo, para el rico y para el pobre. Que la pobreza es consecuencia de que el Estado y los políticos no dejan actuar libremente a los agentes económicos. Si se los dejara actuar libremente, sin restricción alguna, el mercado mostraría todo su potencial, inclusive eliminando o disminuyendo en forma increíble la pobreza. Si esto no ocurre es porque la política se inmiscuye indebidamente en lo que no le corresponde.

Reconozco que es una presentación simplista y que hay toda una teorización sobre el libre comercio que apela incluso a modelos matemáticos.

A nivel de comercio internacional la teoría supone una serie de proposiciones llamadas leyes.

El principio básico viene desde David Ricardo, las formulaciones neoclásicas no han variado en sus fundamentos el argumento principal de ese economista.

La ley principal se llama "Ley de Costos Comparativos". Hay dos proposiciones asociadas a esa ley y el juego de ambas a su vez suponen la actuación de algún mecanismo regulador para que esas proposiciones sean verdaderas.

La teoría empieza por considerar un ejemplo en el que dos países producen dos mismos bienes a diferentes precios. Un país Pa en el que se producen tela y vino en una relación de precios (Pt / Pv)1 en el mercado doméstico. Frente a ese país hay otro país (Pb) que produce la misma tela y vino pero en una relación (Pt / Pv)2, distinta a la del primer país.

Si el precio de la tela relativo al del vino es menor en Pa, el precio del vino relativo al de la tela debe ser menor en el Pb. Esto significa que en cada país una mercancía será relativamente más barata.

1) La primera proposición es prescriptiva. Dice que si cada país exportara su mercancía relativamente más barata e importara la otra, y si los términos de comercio entre tela y vino se establecieran entre (Pt / Pv)1 y (Pt / Pv)2, cada país en su conjunto se beneficiaría del comercio, ya que al concentrar su producción en la mercancía relativamente más barata y exportar una parte de ésta a cambio de la otra mercancía, cada país terminaría beneficiado.

Esta proposición no depende de los costos absolutos. Así, aunque uno de los países fuera absolutamente más eficiente en la producción de las dos mercancías el comercio sería ventajoso si el país con eficiencia menor se especializara en aquéllas ramas donde su inferioridad es más leve y el país como mayor eficiencia se especializa en las ramas con mayor superioridad. No importan los costos absolutos sino los relativos, de allí que se llame a esta proposición "principio de ventaja comparativa".

Este principio no dice nada sobre cómo es realmente el comercio internacional. El proceso real parece irrelevante. En el mundo capitalista las exportaciones y las importaciones las efectúan los capitalistas y lo hacen para obtener ganancias, no para el beneficio de cada país.

Esto es importante porque las ganancias dependen de los costos absolutos. El burgués que tiene menores costos siempre puede superar a sus competidores.

Esta proposición podría ser cierta a nivel de países desarrollados (aunque no lo es) ¿Pero cómo podría ser cierto aquello de las bondades del libre comercio para un país atrasado que incurre en mayores costos en todas las ramas de la producción?

2) En ese punto entra a jugar una proposición descriptiva, digamos ad-hoc, que dice en el comercio libre los patrones de comercio serán regulados por el principio de ventaja comaparativa del punto 1, sin tomar en cuenta las diferencias absolutas de niveles de eficiencia productiva.

Para que esto sea así debe haber algún mencanismo automático que lleve a ese resultado.

Las proposiciones 1 y 2 es lo que se llama "Ley de costos comparativos".

Para que esas dos proposiciones sean verdaderas debe haber un mecanismo automático que haga funcionar las cosas como dicen esos principios.

3) Ese mecanismo automático es la relación entre la cantidad de dinero y el nivel de precios, la teoría cuantitativa clásica del dinero.

Supongamos que Pa produce vino y tela más baratos que Pb. Todo el comercio entre ambos países se dará inicialmente de la siguiente forma: Pa exportará vino y tela que Pb pagará directamente, ya que sus productos no podrían competir con los de Pa. Luego entra en juego el mecanismo equilibrador crucial: la salida de dinero de Pb disminuye su oferta monetaria y reduce, por tanto, todos los precios en dinero en ese país. A su vez, la entrada de dinero a Pa aumenta todos los precios en dinero en este último. Mientras persista este desbalance, el mecanismo abaratará progresivamente el vino y la tela de Pb y encarecerá progresivamente el vino y tela de Pa. Esto sucederá hasta que en cierto momento Pb podrá vender a menor precio que Pa alguno de los dos productos, dejando a Pa con ventaja relativa en la otra.

Los neoclásicos la han presentado en forma diferente a esta teoría adaptándola a la teoría del valor que manejan (marginalista y no como Ricardo, de valor trabajo). Sin embargo, el principio que manejan es el mismo: Es la ventaja relativa y no la absoluta la que determina el patrón del comercio.

Es decir, la ley de costos comparativos está asociada con la defensa del libre comercio.

De acuerdo con la ley clásica la salida de dinero de Pb bajaría todos los precios en Pb ya que disminuiría la oferta monetaria mientras que la entrada de dinero en Pa aumentaría todos los precios de las mercancías de Pa. Tarde o temprao, la tela o el vino de Pb podría venderse más barata que la de Pa y, por fin, habría comercio bilateral.

Sin embargo, esto no ocurre así. Debido a la ventaja absoluta en las dos ramas, los capitalistas de Pa venden más barato que los capitalistas de Pb. La tela y el vino de Pa inundan el mercado de Pb y el dinero de Pb empieza a entrar a Pa. En Pb disminuye la oferta de dinero mientras que en Pa aumenta.

No hay una relación directa entre nivel de precios y oferta de dinero.

a) El primer efecto de la salida de dinero de Pb será disminuir la oferta de capital-dinero prestable.

b) A medida que la producción de tela y vinos de Pb perece ante la competencia extranjera, la demanda de capital-dinero también disminuye.

c) Cuando esos sectores hayan llegado al tamaño mínimo, la fuga continua de dinero tenderá a elevar la tasa de interés.

d) Mientras tanto todo ello reduce la inversión y baja la producción de otras mercancías.

e) En Pb, la fuga de dinero conduce a una disminución de las reservas bancarias, a frenar la producción y a una tasa de interés más alta.

f) En Pa lo opuesto, la entrada de dinero amplía las reservas bancarias, incrementa la oferta de capital-dinero prestable, baja las tasas de interés y tiende a expandir la producción general.

g) La desventaja absoluta de Pb se manifiesta en un déficit comercial crónico, compensado por la salida de dinero.

h) La mayor eficiencia de Pa en la producción se manifestará en un superávit comercial crónico, compensado por una acumulación continua de dinero.

i) Como a medida que las reservas de Pb bajan, la tasa de interés de Pb sube, de manera correspondiente a medida que las reservas de Pa suben, la tasa de interés de Pa baja.

j) En determinado momento, esto significará que será ventajoso para los capitalistas de Pa prestar su capital-dinero en Pb, en vez de hacerlo en Pa. Cuando eso ocurra el capital financiero de corto plazo de Pa irá para Pb.

k) La tasa de interés de Pb comenzará a bajar mientras la de Pa subirá hasta que, a cierto nivel de flujos de capital de corto plazo, las dos sean iguales.

l) En consecuencia, Pb con déficit comercial crónico que cubre por medio de préstamos internacionales de corto plazo y Pa con superavit comercial que permite a sus capitalistas hacer préstamos internacionales.

m) Sin embargo, los préstamos capitalistas se hacen para obtener ganancias en la forma de intereses. Así, Pb tendrá que pagar finalmente no sólo el préstamo original sino también los intereses.

n) El efecto neto debe ser una salida de dinero de Pb, aunque en una fecha posterior.

o) Con todas las demás circunstancias iguales hay que pagar: al final, déficit comercial crónico + deudas aumentadas = Pb debe caer.

En realidad, en el libre comercio la desventaja absoluta del país capitalista subdesarrollado tiene como resultado déficit comerciales crónicos y préstamos internacionales aumentados. Tal país estará con déficit crónico y crónicamente endeudado.

Esto nos suena muy familiar a los argentinos.

La entrada de capitales productivos no revierte la tendencia. En primer lugar esos capitales vienen a obtener ganancias y se quedarán hasta que ya no sea negocio. En segundo lugar esos capitales se encuentran bajo su propio control. Así, obedecen a la política que establezca la casa matriz.

Aunque parezca que se revirtió la tendencia de los '90 esto no es tan así y hay que tener en cuenta varias cosas para analizar la cuestión. La devaluación del tipo de cambio que redujo a la miseria a millones de argentinos permitió que los capitalistas ineficientes ante la competencia externa pasaran a ser eficientes por reducción de costos. A su vez, el aumento de las materias primas y del petróleo permitió la apropiación de una renta inexistente hasta el momento. Nuevamente la burguesía agraria financiaría la baja productividad de la burguesía industrial. Pero mantener esta situación cuesta dinero. Ante la falta de crédito internacional y el ingreso de divisas por exportaciones, la única forma de lograr que no se revaluara el peso es emitiendo moneda para la compra de U$S, lo que a su vez genera inflación que, al aumentar el precio de las mercaderías internas, lo hace también en relación al precio de las externas, por lo que hay que proceder a una nueva devaluación (ya que no es posible obtener préstamos afuera). La inflación revalúa al peso con relación al dólar.

El uso de las reservas para el pago de la deuda, la segunda reestructuración del default y las tentativas de arreglar con el Club de París apuntan precisamente a iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento a tasas razonables para disminuir la emisión monetaria y frenar la inflación. Es decir, aparecer como pagadores responsables para que nos presten. Nuevamente la cuestión del endeudamiento crónico aparece en escena. Estas movidas revelan una cosa, el superávit fiscal no es tal. Argentina está en rojo aunque las cuentas nacionales aparezcan en verde. Tiene además una inflación todavía reprimida por los subsidios a los capitalistas que prestan servicios públicos. Mientras el gobierno la pueda pilotear y disfrazar no va a pasar nada demasiado relevante al respecto. El tema es hasta cuándo podrá hacerlo. Incluso ahora las reservas internacionales en dólares se devalúan por la emisión monetaria de la Reserva Federal y aumenta a su vez el flujo de las mercancías de ese país. Tenemos la suerte del aumento del precio de la soja, que ya anda por los U$S 464. Dudo de que obedezca a deficiencias de oferta y por tanto de inversión. En plena crisis capitalista mundial las variaciones alcistas de las materias primas y el oro parecen más como resguardo de las inversiones y por tanto especulativas.

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