martes, 17 de junio de 2008

Los Idiotas

Idiota, para los griegos, era aquel ciudadano privado y egoísta que no se preocupaba de los asuntos públicos.

Gramsci:

Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes.

La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar. La masa ignora por despreocupación; y entonces parece cosa de la fatalidad que todo y a todos atropella: al que consiente, lo mismo que al que disiente, al que sabía, lo mismo que al que no sabía, al activo, lo mismo que al indiferente. Algunos lloriquean piadosamente, otros blasfeman obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: ¿si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, habría pasado lo que ha pasado?

Odio a los indiferentes también por esto: porque me fastidia su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos: cómo han acometido la tarea que la vida les ha puesto y les pone diariamente, qué han hecho, y especialmente, qué no han hecho. Y me siento en el derecho de ser inexorable y en la obligación de no derrochar mi piedad, de no compartir con ellos mis lágrimas.

Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes.

12 comentarios:

Martin dijo...

Muy buena la cita.

Y ahora con el congreso disputándose las tortita lagente puede finalmente volver a la indiferencia habitual, esa que está detrás de los bocinazos de barrio norte que resuenan hasta en la quiaca.

esa misma indiferencia que, como bien dice Gramsci, opera en la historia... retrasando.

Saludos amiguito.

Jack Celliers dijo...

Memandarias un mail? aca no figura y queira preguntarte algo... creo que te va a interesar.

LR dijo...

Jack, ahí te mande el mail.

Abrazo

LR dijo...

Dolmancé:

Me parece que es la oportunidad para que los partidos de izquierda que no están con el campo ni con el gobierno, así como los intelectuales independientes con la misma posición, se presenten en un acto frente al Congreso de la Nación (ahora que se debate el tema de las retenciones), para explicar claramente por qué cualquiera de las dos salidas propuestas (retenciones sí, retenciones no) perjudican a los trabajadores y a sus intereses.

Sé que tanto el PO, como el PTS y el PRT han adoptado una postura de independencia de clase, aunque respecto al PO y al PTS no coicidan en las consignas (uno pide nacionalización del comercio exterior y de la tierra -PO- y el otro retenciones móviles diferenciadas sin dejar de denunciar que es una pelea por la torta de la renta -PTS-).

Porque muchos clase media son también trabajadores con una conciencia política retrasadísima. Estaría bueno que puedan escuchar otra alternativa. Que se den cuenta que si se bajan las retenciones todo va a estar más caro aún y va a repercutir sobre su salario.

La verdad es que durante todo este tiempo estuve aprendiendo mucho sobre el campo y es cierto que el campo no es uno solo.

Está el campo obrero, superexplotado, del que nadie habla. Y en eso son cómplices el campo patronal y el gobierno.

Saludos

Luk@s

Martin dijo...

Está el campo obrero, superexplotado, del que nadie habla. Y en eso son cómplices el campo patronal y el gobierno.

... y las señoras de Caballito.

ya que estamos... en el congreso se podría discutir la ley de Videla que está vigente y regula actualmente el trabajo rural.

Creo que mi postura se acerca más a la del PTS. No tengo duda que esto es una pelea entre derechas. Pero si aplicar las retenciones móviles implica sostener la situación actual y volverlas atrás se traduce en un inmediato aumento de precios internos, en este caso me quedo con lo que propone el gobierno. Es elegir entre igual o peor, donde peor, con la mitad del país por debajo de la línea de pobreza, significa más y más hambre. Elijo igual. Porque no hay garantías de que empeorar las condiciones conlleve a un rebote, un despertar político. No lo veo. No pasó en el 2001, por qué pasaría ahora. Eso que llamamos clase media (que es difícil de definir, cualquier definición es transitoria) tiene una conciencia política increíblemente estúpida y autodestructiva. Y los medios se encargan de amplificarla.

Porque los medios también venden algo, y el producto que venden tiene que ser moldeado según los gustos de la clase media, y también los medios producen a ciegas y compiten salvajemente por imponerse en el mercado. Los intereses son contradictorios y volátiles. Se le critica "falta de previsivilidad" al gobierno y al mismo tiempo se pretende voltearlo a fuerza de cacerolazos. Se les brinda apoyo a los idiotas útiles del sector agrario cuando éstos provocan un daño muy grande que impacta directamente en el nivel de ingresos.

Es notable la habilidad de las clases dominantes de imponer su agenda en este producto masivo de los medios. Lo más difícil para ellos es hipnotizar a la clase media. Pero lo logran. Y saben lo que hacen porque la clase media es la minoría más influyente.

Por eso pienso que el camino más realista hacia cualquier estrategia revolucionara implica pasar por lo institucional. La izquierda tiene que presentarse a elecciones, participar activamente en los debates, proponer alternativas. Las proclamas no llegan a ningún lado.

Me parece que en el panorama actual el poder se sostiene de otra manera. No hacen falta intervenciones militares, ni golpes de estado. Primero las cosas se dirimen en la arena constitucional. La izquierda no puede quedar afuera de la batalla constitucional. No hay antecedentes históricos de toma de poder en estados sostenidos por elecciones periódicas o continuidad parlamentaria.

Hay que pasar por ahí, desde adentro. Para hablar de economía política hay que hablar de políticas económicas. Hay que hablar de intervenciones estatales, de retenciones, de tipos de cambio. Hay que definir qué son impuestos y que no, que cosas se resuelven en el congreso y que cosas en las urnas.

Hay que empujar, y mucho. No digo que no hay lugar para la acción directa, ni desestimo el uso inteligente de la violencia... pero este monstruo es demasiado grande como para intentar matarlo haciéndole cosquillas.

que se yo

Martin dijo...

"Previsibilidad"

No recuerdo si lacan se expidió acerca de este tipo de fallidos

Hablando de todo un poco: ¿por qué la moderación de comentarios?

LR dijo...

La moderación de comentarios es porque soy stalinista y ejerzo la censura previa (además de haber aprendido de la experiencia de Jack).

LR dijo...

Dolmancé. Te comento, no acepto las retenciones altas como tampoco las bajas. Es decir, no opto por ninguna de las dos alternativas que se están postulando.

Las retenciones se aplican al pago de la deuda y de subsidios a la clase capitalista que no les alcanza con el tipo de cambio devaluado. El tipo de cambio devaluado hace que importemos inflación de afuera y que generemos inflación interna por emisión monetaria. La política de retenciones siempre va de la mano con un tipo de cambio devaluado. Y la política de cambio devaluado es inflacionaria en la Argentina. Pero la otra salida apunta a revaluar el peso, lo que implica el cierre de industrias y el aumento del desempleo. Otra salida capitalista intevencionista es nacionalizar el comercio exterior y las grandes extensiones de tierras que estan en manos de unos pocos. Sería lo ideal dentro de ese horizonte capitalista, pero este gobierno no lo va a hacer.

Como sea, los laburantes perdemos siempre.

Nacho dijo...

Pero alguna postura hay que tomar, lukas, me parece.

¿O la alternativa es limitarse a decir que "la salida es obrera y socialista"? Hay que proponer políticas progresivas dentro del estado burgués o nos vamos a quedar esperando sentados sin avanzar nunca. Estoy bastante de acuerdo con lo que dijo Dolmancé sobre la necesidad de buscar intervenir en las instituciones, en las políticas económicas.

Este modelo, con ataque a la inflación (tema complejo, sí, hay que atacarla sin generar desempleo), nacionalización de sectores claves (minería, petróleo) o apropiación de su renta vía retenciones o lo que sea, y medidas redistributivas en base a esa renta apropiada por el estado... definitivamente sería mucho mejor que los 90. ¿O me equivoco?

Nacho dijo...

Ah, y no me quiero comer por supuesto, el tema de la renta financiera, otra torta gruesa de la que no se toca un peso hoy, desde los 90.

LR dijo...

Decir que la única salida es obrera y socialista, como publicó la Prensa Obrera, fue un error desde el punto de vista de la agitación.

Pero bueno, hay que leer las diferentes consignas de los partidos.

No sólo la nacionalización del comercio exterior sino también la nacionalizacion de las grandes extensiones de tierras en manos de unos poquísimos, para ser entregas en arrendamientos baratos a campesinos, a trabajadores rurales y a pequeños productores. Mientras tanto habría que exigir que las retenciones sean utilizadas para otros fines distintos al del pago de la deuda y los subsidios. Por tanto, otra exigencia es que se deje de pagar la deuda. También nacionalizar la banca y eliminar las exenciones a las rentas financieras (por ejemplo, los fondos comunes que hacen oferta pública no pagan ni ganancias ni iva).

Hoy por hoy, ni la burguesía nacional es capaz de llevar adelante un programa de ese tipo (que no es socialista).

Por ende, sólo una clase obrera revolucionaria puede llevarla a cabo. Porque al intentar hacer efectivas esas consignas chocaría contra la burguesía nacional e imperialista y el proletariado se encontraría con la necesidad de realizar el programa socialista al no haber chances, creo yo, de llevar adelante consignas transicionales, sin tomar el poder. Es decir, si la clase obrera intentara llevar adelante las consignas mencionadas, al mismo tiempo se encontraría de cara a la cuestión del poder. En consecuencia, la única salida es obrera y socialista, por tanto, revolucionaria.

Nacho dijo...

Sí, pero para eso hace falta tener a la clase obrera de ese lado, lukas, y hoy no lo está, sólo hace falta ver los resultados de las elecciones o hacer encuestas en la calle para ver que el apoyo a la izquierda es muy minoritario. Lo que yo pienso es que promoviendo políticas económicas redistributivas, que mejoren la calidad de vida de los trabajadores y la población en general, luchando por eso, por el tema de las políticas de Estado y no sólo por reclamos salariales y fabriles + consignas que necesitan de un levantamiento revolucionario para llevarse a cabo, de esa forma, creo que es más factible ganarse el apoyo de las masas indispensable para cualquier cambio profundo como los que proponés, y con los que yo estaría muy entusiasmado si realmente fueran viables en este tiempo, pero por ahora no lo son. Me da la sensación de que primero hay que buscar otras cosas más "concretas", pese a lo mal vista que está esa palabra.

Puedo estar equivocado, claro. Pero es que creo que es muy claro que las consignas revolucionarias suenan vacías a los oídos de quienes deberían escucharlas. Te hago una doble pregunta: ¿Por qué en los 70 no sonaban vacías? ¿Y por qué las masas o buena parte de ellas estaban dispuestas a movilizarse en esa época, aunque bajo el ala peronista? Bueno, porque en el gobierno de Perón vieron mejorar notoriamente su calidad de vida. Lástima que, como bien sabemos, Perón no tenía ningún tipo de intención de llevar a cabo un programa socialista. Pero quiero decir, ¿no es ésa la mejor manera de ganarse el apoyo de las masas? ¿Con mejoras concretas de sus condiciones de vida? Teniendo eso, con un programa socialista y no, digamos, "bonapartista", es decir burgués, como el de Perón, ¿no es mucho más factible que ese programa tenga éxito?

Obviamente las condiciones de hoy son otras y además llegar a la posición de Perón es bien jodido, pero aún con menos, desde otra posición, desde una oposición dentro del sistema representativo de la democracia formal, apoyando mejoras concretas en la calidad de vida de la población, sería posible empezar a lograr un apoyo mayor, aunque fragmentario y no tan masivo como en otras épocas quizás, al programa de la izquierda, y así lograr que el movimiento empiece a crecer. Porque para mí, sin apoyo de masas esto es predicarle al viento que pasa.