viernes, 27 de noviembre de 2009

Mostrando la hilacha

Hoy tuve una discusión con una radical, demócrata, republicana, hasta garantista diría yo. En fin, con una tilinga.

- Ay, qué horror!! Se promulgó la ley de extracción compulsiva de sangre!! Dónde quedó la privacidad, el derecho a la intimidad!!
La mentada republicana parecía realmente compungida por los derechos fundamentales de los ciudadanos.

(Se trata de la incorporación del artículo 218 bis del Código Procesal Penal de la Nación)

Como tenemos confianza y yo soy medio jodido, pensando en las Ernestina Herrera de Noble y los muchos apropiadores que andan dando vueltas por allí le mandé: - Pero que se caguen!! Además, no necesariamente les van a sacar sangre, pueden usar pelos que se le cayeron, no los fuerzan.

En el colmo de la tilinguería me dice: ¿y si los chicos no quieren sacarse sangre ni saber su identidad? Me repetía: ¿Dónde queda el derecho a la privacidad?

Quedaba claro que hablábamos de los bebes apropiados durante la dictadura (la norma no es específica al respecto). Ahí me empecé a brotar. En primer lugar porque esos "chicos" ya pasan los 30, son adultos, pero además porque pienso en esos hijos de puta que andan sueltos, negándoles la identidad y la posibilidad de que las familias se vuelvan a reunir, las abuelas con sus nietos, los tíos con sus sobrinos, etc. Por otro lado, es un delito de ejecución continuada.

Entonces le trato de explicar que no es tan grave, que no sólo está en juego el derecho a la intimidad sino también el derecho de los familiares a encontrar a los suyos, de las abuelas a encontrar a sus nietos.

Ante ese argumento, decidió dar por terminada la discusión con un: Que se caguen por montoneras de mierda!!

Tenemos confianza y por eso le pude decir que así de soretes suelen ser los republicanos, que cuando les conviene hablan de derechos y cuando no que se caguen por montoneros. Tarde o temprano, muestran la hilacha.